Lo que estas imágenes también muestran en el trasfondo, y que cualquiera puede constatar viajando a alguno de los pueblos afectados, es que se trata en buena parte, no de pueblos o ciudades, sino mas bien de verdaderos campamentos mineros. Una pobreza franciscana, barracas en vez de casas, sin planos urbanísticos, sin áreas minimamente verdes, sin comodidades, con caminos construídos al igual que las casas en las bajadas de las quebradas, sin salud apropiada, etc. En Chañaral por ejemplo no existen servicios de maternidad.
Estas son las mismas zonas del país abiertas a las grandes empresas mineras multinacionales y nacionales para la explotación del rico subsuelo chileno. Estas empresas llevan operando allí hace muchos años, y gozan de todo tipo de beneficios del Estado chileno para su instalación, la explotación y la tributación.
Todo el mundo puede recordar cómo los sucesivos gobiernos, desde la dictadura hasta hoy, enunciaban con pompa y circunstancia el éxito tenido en la captación de la inversión extranjera en la minería, cuya conclusión lógica era un beneficio para el país y su población.
Las condiciones otorgadas por el Estado a las mineras no pueden ser mejores. Desde facilidades de instalación, facilidades portuarias, pavimentación de caminos hasta las explotaciones con cargo al Estado, y sobretodo, la liberación del pago de impuestos, o de tasas infinitamente menores que el valor de los minerales extraídos y exportados. De paso dígase que el pago de algún impuesto considera apenas los minerales declarados. Todos sabemos que por ejemplo en el cobre, existen cantidades no despreciables de plata, molibdeno y otros metales, que son igualmente exportados y sobre los cuales no existe cualquier cobro por estos productos.
Y todo esto, con la idea tan repetida por empresas y autoridades, que toda esta inversión es benéfica para el país, y que contribuiría al desarrollo de las zonas donde se instalan.
Pues bien, mirando el trabajo de las empresas mineras, y el estado de los pueblos donde viven los trabajadores que estas contratan permite preguntarse, ¿es esta la contribución que hacen estas empresas al desarrollo de las zonas donde están implantadas? Donde están los supuestos beneficios que recibiría Chile abriendo las puertas de nuestro subsuelo a empresas foráneas, cuya única tarea por lo visto, es repatriar los enormes beneficios que le reporta nuestra minería dejando detrás de sí miseria, desolación y destrucción ambiental? ¿Cuánto se han desarrollado pueblos enteros nortinos que trabajan para estas empresas? ¿Dónde está la eufemísticamente llamada “responsabilidad social de las empresas” en este caso?
A propósito de la tragedia actual, ¿alguien sabe de alguna contribución monetaria de alguna gran empresa minera, nacional o extranjera, por mínima que sea, empresas que sus propios trabajadores y sus familiares son los afectados por esta tragedia? ¿Alguien vio a SQM contribuir con alguna parte de los dineros que tan generosamente utiliza para comprar parlamentarios? Ninguna contribución, a excepto del original filántropo Farkas.
Todo esto, sin referirnos al desastre ecológico de la utilización del agua en el proceso extractivo de minerales, que deja a pueblos enteros con problemas eternos de sequía, además de sufrir de los efectos nocivos para la salud de relaves de los químicos utilizados en el proceso de extracción de minerales, algunos de los cuales aparecen hoy en los pueblos devastados por las lluvias en nuestro sufrido Norte, agregando así un desastre ecológico encima del desastre provocado por las lluvias.
Tenemos así, unas empresas que no han contribuído un ápice para el desarrollo y el bienestar de los trabajadores que producen la riqueza del suelo chileno, y que encima destruyen sistemáticamente nuestro medio ambiente.
Es urgente que el Estado chileno legisle sobre esta materia, y exija la tributación de las empresas mineras nacionales y transnacionales, proporcional a las riquezas obtenidas. Es igualmente recomendable la creación de un impuesto adicional para la reconstrucción en las zonas de la catástrofe, y todo con cargo a empresas que continuan a llevarse nuestros recursos sin practicamente pagar por ello.
Claro, pero para eso necesitamos un poder legislativo que no sea sirviente de esas mismas empresas, y que por una vez, defienda los intereses de todos los chilenos.
Patricio Serendero
http://cl.reporte.us/article/122710/el-norte-de-chile-en-su-miseria
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